Denisse Charpertier, Radio Bío-Bío. Una investigación multidisciplinaria detectó la presencia de nuevos compuestos tóxicos desde el Golfo de Penas hasta el Archipiélago Madre de Dios. Sus efectos podrían dar cuenta de potenciales efectos negativos en los organismos marinos.
No se sabe cuándo ni cómo llegaron, pero lo cierto es que están allí, en una de las zonas más prístinas del Planeta.
Las Floraciones Algales Nocivas (FAN), comúnmente conocidas como “mareas rojas”, son un fenómeno natural que ocurre por el incremento exponencial de microalgas en los océanos, consideradas la base de las tramas tróficas de los ecosistemas acuáticos. Estos microscópicos organismos envenenan mariscos y peces. Debido a la alta toxicidad, pueden llegar a causar la muerte de los seres humanos que los consumen.
Según un informe elaborado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las toxinas marinas “representan una amenaza importante y creciente para la salud humana en muchas zonas del mundo”. Históricamente, uno de los lugares considerados más vulnerables a los eventos de FAN son los fiordos y canales del extremo sur de Chile.
Hasta la fecha, en la Patagonia sur, la comunidad científica había identificado, al menos, la presencia de siete toxinas marinas diferentes: diarréica, paralizante, amnésica y otras que co-ocurren al extraer las toxinas diarréicas, tales como las yesotoxinas, pectenotoxinas, espirólidos y gimnodiminas. Sin embargo, un equipo multidisciplinario de científicos encontró dos nuevos tipos que no habían sido registrados en la zona norte de la Región de Magallanes.
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