Expertos del Centro de Investigación IDEAL cuantifican las especies en el continente blanco

Los expertos analizaron durante el 2017 las características de las algas.
Cristóbal Palacios, Las Últimas Noticias. De las 150 especies de algas descritas hasta la fecha en Antártica, sólo una tiene capacidad de flotar, la Cystosphaera Jacquinotii, un alga de color café, que según los expertos, es pariente lejana del famoso cochayuyo. Sin embargo, existen otros 15 tipos de algas no endémicas flotando en las gélidas aguas que rodean la península antártica chilena.
¿Cómo llegaron hasta ahí y cómo influyeron en el entorno? Hasta ahora es un misterio.
Uno de los que intenta descifrarlo es Erasmo Macaya, doctor en Biología Marina de la Universidad de Wellington, Nueva Zelanda, quien encabezó una misión a cargo del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) que –en el marco de la Expedición Científica Antártica 54 del Instituto Antártico Chileno (Inach)– se dedicó a cuantificar la cantidad de algas flotantes de dos zonas del continente blanco.
El 2017, la expedición recorrió Bahía Sur, cerca de la base científica Yelcho, donde se encontró 13 especies de algas a la deriva . En enero de este año repitieron el experimento en Bahía Fildes, donde las especies aumentaron a 15. A saber: Ballia, Iridaea, Gigartina, Curdiea, Plocamium, Pantoneura, Palmaria, Ulva, Monostroma, Ulothrix, Urospora, Adenocystis y y tres variedades de Desmarestia. Si bien estas especies son comunes en los fondos marinos de la Antártica, y algunas de ellas han sido avistadas flotando en la zona continental de Chile, estas no habian sido hasta ahora reportadas flotando en la Antártica.
“A priori, esperábamos encontrar pocas especies de algas flotando. Sólo algunas algas pueden flotar, debido a que poseen estructuras llamadas aerocistos, que son verdaderos globos que se llena con aire. Aunque en la Antártica hay una sola especie endémica que tiene estos globos, encontramos varias especies más con estas características”, describe el doctor Macaya. Estas algas se compactan en bloques, llamados parches, que se pueden trasladar por cientos de kilómetros y ofrecen transporte, alimento y refugio a diversos organismos que podrían resultar en una amenaza para la biodiversidad nativa.
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