Por Dr. Erasmo Macaya, investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes.
Contrario a lo que podría creerse, bajo el mar también se pueden encontrar bosques, pero a diferencia de aquellos en ambientes terrestres, en los océanos, los bosques submarinos están constituidos por algas.
Una de las algas que forma estos bosques es Macrocystis pyrifera, más conocida comúnmente como “huiro”, “sargazo” o “calabacillo”, es un alga parda gigante, que puede llegar a medir hasta 60 metros de largo, casi duplicando el tamaño de la ballena azul y en condiciones óptimas puede lograr tasas de crecimiento de hasta cerca de 50 cm diarios. Esta alga también constituye el vestido de la famosa “Pincoya” en la mitología chilota. En Chile, se distribuye desde Arica al Cabo de Hornos, desde la zona intermareal hasta unos 30 metros de profundidad. También se encuentra ampliamente en el Hemisferio Norte, desde Alaska a Baja California. En el Hemisferio Sur, es posible hallarla en Sudáfrica, Perú, al sur de Australia, Tasmania, Nueva Zelanda, varias Islas sub-antárcticas y en la costa atlántica de Sudamérica.
En su paso por Tierra del Fuego, en 1834, Charles Darwin se impresionó con los bosques submarinos de “sargazo”. Los comparó con bosques tropicales por la gran cantidad de organismos que viven en él. De hecho, los bosques de huiro pueden albergar una gran biodiversidad. Cientos de especies encuentran allí refugio, alimento y zonas para reproducción. Se ha reportado, por ejemplo, que solamente asociado a los discos de adhesión (grampones) de las algas, se pueden encontrar más de 110 especies de animales, predominando gusanos poliquetos, crustáceos, moluscos, equinodermos y peces.
Además de la importancia ecológica, los bosques de “sargazo”, constituyen un valioso recurso comercial. De esta forma, Macrocystis pyrifera es cosechada con el objetivo de ser utilizada como alimento en cultivos de abalón para la producción de biocombustibles, fertilizantes y extracción de “alginatos”, geles presentes en las paredes celulares del alga y que son usados ampliamente en la industria alimenticia (como espesantes en varios productos que utilizamos a diario: helados, salsas, jarabes, myonesa, entre otros) y farmacéutica (en antiácidos y para microencapsular medicamentos).
Lamentablemente la sobre-explotación de bosques submarinos en algunas zonas de la costa chilena ha llevado a la degradación de dichos ambientes. De hecho, estudios recientes han revelado que los bosques marinos en el centro-norte de Chile son uno de los más deteriorados a nivel mundial. En la zona sub-antártica, hasta el momento, no se extrae comercialmente, sin embargo, a diferencia de la zona centro-sur, existen menos investigaciones y estudios a largo plazo que permitan evaluar específicamente su estado actual.
El cambio global también podría afectar seriamente los bosques de sargazo, debido a que Macrocystis pyrifera sólo crece bajo ciertas condiciones de temperatura y nutrientes. Es importante conocer los efectos que tanto la acción humana como los cambios ambientales producen sobre estos importantes ambientes, particularmente en la zona sub-antártica que alberga grandes extensiones de Macrocystis pyrifera.
Con el hecho de estudiar los bosques submarinos, también ayudamos a conservar su biodiversidad.
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