Entrevista a Karen Purcell, directora de proyectos en el Laboratorio de Ornitología de la U. de Cornell, EE.UU.

Karen Purcell se dedica hace 16 años a desarrollar proyectos de ciencia ciudadana.
La mayoría de los científicos se dedican a investigar, hacer docencia y esto los hace tener pocos vínculos con los ciudadanos que no pertenecen a la academia ni al mundo científico. Esto es algo que Karen Purcell invita a cambiar por medio de la ciencia ciudadana que, según su experiencia, tiene un gran poder. ¿Qué es la ciencia ciudadana? ¿cuál es su importancia? Fueron algunas de las preguntas que Purcell respondió en su visita a Valdivia, Chile, en el marco del 2do Congreso Interno del Centro IDEAL.
“La ciencia ciudadana tiene gran poder”, así lo cree Karen Purcell, en base a más de 17 años de experiencia en este tipo de trabajo de investigación. Ella dirige el proyecto “Celebra las Aves Urbanas” en The Cornell Lab of Ornithology, líder mundial en el estudio y conservación de aves. Ha desarrollado y liderado proyectos de ciencia ciudadana de observación de aves enfocados principalmente en comunidades marginadas.
La ciencia ciudadana, o también llamada ciencia comunitaria o monitoreo ambiental participativo, es hacer parte de las investigaciones científicas a la población en general. No se trata de que la ciudadanía solo ayude en el proceso de recolección de datos, sino que sean parte del proceso, comprendan lo que se hace y tanto ellos como los científicos se vean beneficiados. Muchas veces los actores locales colaboran o co-crean la investigación junto a los académicos de manera voluntaria, aportando preguntas, hipótesis, datos o incluso ayudando en la interpretación de los resultados.
¿Cómo iniciar un proyecto de ciencia ciudadana?
– La ciencia ciudadana tiene tres fases que son clave y deben ser co-creadas con los participantes. Primero, plantearse preguntas de investigación que necesitan respuesta. Luego, para poder involucrar a las personas en el proceso de investigación, es necesario hacer un trabajo de educación con ellos. “La única manera de que ellos se motiven a participar –dice– es que entiendan qué es lo que se va a investigar, por qué, para qué y cómo esto los puede beneficiar”. Finalmente, la comunidad al entender el problema, puede ser parte del proceso de investigación, y con ello ayudar a cumplir el objetivo que se ha definido.
¿Qué se puede alcanzar con la ciencia ciudadana?
-La ciencia ciudadana tiene el poder de lograr la conservación o de causar un cambio social. Con miles de proyectos de ciencia ciudadana a través del mundo y cientos de publicaciones científicas cada año, la ciencia ciudadana es una herramienta poderosa para dar respuesta a preguntas científicas y a la vez expandir el conocimiento del público.
¿Qué proyecto destacarías?

El mapa muestra las migraciones de aves en América, gracias a los datos aportados por ciudadanos a través de eBird.
-Uno de los proyectos de ciencia ciudadana más antiguos y transcendentes, que sigue vigente hasta hoy, es precisamente el del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell. Desde 1966 se han desarrollado herramientas para invitar a personas de todo el mundo a generar un atlas mundial de aves. La más reciente y utilizada es la plataforma Ebird, que permite a los amantes de los pájaros compartir información sobre avistamientos y sus zonas geográficas.
Ciencia ciudadana en Chile
-Aunque más recientes, en Chile también existen programas de ciencia ciudadana. Algunos de los más emblemáticos son “Científicos de la Basura”, una red nacional de investigación escolar que nace en la Universidad Católica del Norte, con el objetivo de que estudiantes y profesores apliquen el método científico para investigar el problema de la basura en la zona costera.
“Salvemos nuestro abejorro” es otro proyecto que busca, desde 2014, registrar y divulgar información sobre nuestro abejorro nativo o moscardón Bombus dahlbomii. A través de la colaboración de “ciudadanos científicos” buscan recolectar información para conservar esta especie. El año 2016, alrededor de 2 mil personas enviaron fotos y datos sobre avistamientos del abejorro nativo y de abejorros exóticos, cuyos parásitos estarían diezmando al dahlbomii.
La Fundación Ciencia Ciudadana es otra institución, creada en 2015 en Chile, para promover actividades de investigación con la participación activa de los ciudadanos. Bajo su alero se potencian proyectos que buscan, por ejemplo, registrar observaciones de murciélagos, generar pluviómetros ciudadanos o probar nuevas terapias contra el cáncer.
Al respecto, Purcell es clara: “la ciencia ciudadana tiene el poder de lograr la conservación o de causar un cambio social. Con miles de proyectos de ciencia ciudadana a través del mundo y cientos de publicaciones científicas cada año, la ciencia ciudadana es una herramienta poderosa para dar respuesta a preguntas científicas y a la vez expandir el conocimiento del público”, concluyó.